jueves, 23 de octubre de 2008

Comunicación indígena para fortalecer la identidad


Por Alejandro Flores

La Red de Comunicación Indígena (RCI) nació en 2001 a partir de la inquietud de tres organizaciones aborígenes, dos de ellas tobas, originarias del Chaco, y otra pilagá, de Formosa. Con el apoyo del Instituto de Cultura Popular (Incupo), estos iniciadores del movimiento realizaron un análisis cuyo diagnóstico fue que entre las comunidades indígenas existía la necesidad de generar nuevos canales para comunicarse.

Según explica Jorge Frías, integrante del equipo técnico de la RCI, los objetivos en la etapa inicial consistían en “formar una red para posibilitar el protagonismo de los sectores populares y generar en la sociedad blanca una opinión favorable con respecto a los intereses de los pueblos originarios de la región. De esta manera iba a ser posible que cada vez más gente supiera de los problemas que teníamos, especialmente todo lo relacionado con la discriminación y el acceso a tierras. A partir de aquel momento, la Red empezó a crecer, y en 2004 pasó a estar formada por 58 organizaciones indígenas y comunidades aborígenes y por 7 instituciones, todas ellas del norte argentino.

“De ahí en más fuimos sumando nuevos objetivos –señala Jorge Frías–, y uno de los más importantes fue el de capacitar a los miembros de las comunidades en diferentes tareas relacionadas con el trabajo de la Red. En la actualidad realizamos esta tarea en cuatro áreas diferentes: la de corresponsales, para formar agentes de comunicación que sirvan de nexo entre las comunidades y el resto de la sociedad en diferentes zonas del país; la de dirigentes, con el fin de tener gente apta para el trabajo ejecutivo en cuanto a políticas y estrategias de comunicación; la de la cadena de radios, a través de la cual brindamos asesoramiento a las emisoras adheridas a la Red; y la del equipo técnico, para poder estar permanentemente actualizados”. Todo este trabajo de capacitación está basado en la idea de formar recursos humanos que permitan el desarrollo de una cada vez mejor y más completa comunicación indígena.

Con respecto a las necesidades económicas, desde sus primeros años la RCI obtuvo el apoyo de Cáritas de Alemania, entidad que en ese país depende el estado nacional. Sin embargo, el concepto con el que se trabaja en la Red es que la principal fuente de financiación sean los propios miembros de las comunidades, aportando no dinero en efectivo sino recursos humanos. De esta manera, el trabajo que ellos realizan como comunicadores o como corresponsales en las diferentes regiones (cada comunidad elige al suyo) es una de las principales columnas que sostienen a la organización. Solamente el personal técnico (formado por indígenas en un 60 por ciento) es rentado, y ninguno de los dirigentes cobra sueldo.

Hoy la Red está formada por 64 organizaciones, todas ellas del norte argentino, y además trabaja en conjunto con redes y entidades de todo el país. Esto lo logran principalmente a través de su participación en el Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO). “Ellos cuentan con mucha experiencia en el área de políticas comunicacionales para los sectores más postergados. Esto significa que tenemos objetivos en común con FARCO, pero a la vez entendemos que la comunicación indígena es algo diferente, con sus propias particularidades. Un ejemplo de esto es que entre las distintas comunidades que forman la Red podemos encontrar que se hablan nueve lenguas diferentes”, explicó el técnico de la RCI.

Frías destacó también la presencia cada vez más numerosa de gente joven y, sobre todo, la importancia de las mujeres dentro de la Red: “Participan muy activamente en las instancias decisorias, pero esto no es extraño en el mundo indígena, donde ya desde antes de la colonización el sexo femenino tenía una importancia muy marcada en la estructura organizativa de las comunidades”. Por último, el representante de RCI remarcó que la audiencia no indígena de sus programas es cada vez mayor, lo que reconoció como muy importante porque “los medios masivos forman verdades absolutas que no coinciden con la realidad. Hoy nosotros estamos intentando oponernos a ese poder para cambiar tanto la mirada burlesca como la perspectiva romántica que se suele tener desde afuera con respecto a los pueblos originarios. A través de la Red de Comunicación Indígena estamos haciendo que esas concepciones de a poco vayan cambiando”.