viernes, 7 de noviembre de 2008

La Comunidad Organizada

MOVIMIENTO POR LA CARTA POPULAR

(Segunda Entrega)
Por Raúl Bermúdez

En la entrega anterior Eduardo Balán de la organización Culebrón Timbal nos hablaba del proceso de construcción en el tiempo de la red de organizaciones que dio origen a la Carta Popular en el oeste del conurbano bonaerense.
En esta ocasión vamos a bucear en uno de los antecedentes de esta articulación: la experiencia de “Comunidad organizada”, una suerte de proto-red que se lanzó nada menos que a la obra pública masiva con participación vecinal, en la localidad de Cuartel V, Moreno, en medio de la crisis del 2001.
Silvia Ebis es una vecina del barrio integrante del “Secretariado” de la organización, elegida en Asamblea y participante desde los inicios de la experiencia. Junto con un grupo de vecinos y con algunas organizaciones preexistentes (todas participan hoy de la experiencia de la Carta Popular) convocaron, entre fines del 2001 y principios de 2002, a todas las organizaciones de cinco barrios de la localidad: Ceferino Namuncurá, Leandro N. Alem, José Paz y Máximo (lleva este nombre por el colegio de los jesuitas), para construir en conjunto una red de gas natural. El resultado fue una obra que provee a 4.000 familias, lo que representa unas 20.000 personas.

¿En la primera reunión se planteó directamente el tema? ¿Quién convocó?

La fundación Pro vivienda Social venía trabajando en la Zona junto con la Mutual El Colmenar, invitaron a dirigentes y animadores de 19 organizaciones que ya conocían. Un ingeniero tenía hechos los estudios de factibilidad. Nos explico que desde José C. Paz se podía traer el gas. Preguntamos cómo se podía pagar la obra y lo empezamos a discutir. La idea de la sustitución de consumo era la más clara. Aquí se usaba garrafa, con el ahorro que significaba dejar de comprar garrafa cerraban los números para pagar la red, cada uno los metros del frente de su casa, por supuesto y prorratear algunos gastos comunes.

Suena muy loco hablar de pagar una obra pública en ese momento en que se venía el mundo abajo

No fue fácil. Estaba la desconfianza del vecino, natural porque otras veces fueron estafados. Y las organizaciones estaban cada una en sus problemas de todos los días, muchas eran comedores infantiles por la crisis y se sostenían a pulmón. Muchos nos preguntaban para qué partido político trabajábamos. La gente estaba sin trabajo y sin un mango. Grandes obstáculos. Fueron dos años de remar la propuesta.

¿Cómo hacían?

Íbamos casa por casa. Cuando podíamos distribuíamos una especie de diario explicativo, no tan armadito como es ahora “La Posta Regional”, el diario que hacemos entre todas las organizaciones, pero tenía forma de periódico. Primero éramos cinco mujeres las que más caminábamos casa por casa. Se hacían asambleas y la gente venía a hacer catarsis, a contar miles de problemas, menos lo del gas, pero en esas reuniones la idea de ahorrar en la garrafa prendió.

Pasaron dos años. Maduró la idea, pero ¿el capital inicial de dónde salió?

En 2002, en medio del despelote, la fundación ganó un premio de 250.000 dólares en un concurso del Banco Mundial, con un proyecto que había presentado con este modelo de construcción de servicio público con la participación vecinal.
Armamos un fideicomiso con 79 vecinos iniciales, fue todo un aprendizaje, al principio no sabíamos ni qué era eso de un “fideicomiso”. En reuniones de capacitación en la fundación fuimos aprendiendo todo lo necesario. Y de ahí a salir a vender la red. La gente cuando le pedís documentación, desconfía, así que empezamos a colocar el caño troncal para que se viera que no era verso y explicar que se pagaba con la factura de gas en cuotas cuando ya prendías la hornalla y salía gas. Había que conseguir el 70 por ciento de adhesión, llevábamos un año y estábamos en el 30 por ciento.

¿Cómo lo lograron?

Hicimos un concurso.

¿?!!

Sí. La obra empezaba por la primera manzana que alcanzara el 70 por ciento de adhesión. Las personas encargadas de visitar las casas se elegían en las asambleas, entre los vecinos que participaban y recibían una capacitación en la fundación sobre cómo comunicar la iniciativa. Fue un “concurso-condicionamiento”. Volantes. Reuniones en las escuelas. Funcionó. Teníamos una “mesa técnica” que se reunía todas las semanas. A veces no nos entendíamos nosotros mismos, eran reuniones difíciles. Estaban el ingeniero y el contador de la fundación y los vecinos delegados de unas 83 manzanas, cada uno con su idea.

¿Qué quedó una vez terminada la obra? (aparte del gas)

La experiencia. El conocimiento. Comunidad Organizada quedó constituida como cooperativa de servicios y ahora participamos en la iniciativa de la Carta Popular.