Por Raúl Bermúdez
Hacia finales de la última dictadura un grupo de militantes sociales de José León Suárez, iniciaron una experiencia participativa de comunicación popular que hoy se ha extendido a muchos barrios de la zona norte del conurbano bonaerense. Todo comenzó con la formación de un centro de comunicación y educación popular al que llamaron “Renaciendo”. Hoy gestionan la FM Reconquista, radio asociada a FARCO (Foro Argentino de Radios Comunitarias) que este año cumplió 20 años de transmisión ininterrumpida y ha sido declarada de interés municipal y legislativo por la intendencia local y por todos los bloques políticos del Concejo Deliberante del partido de General San Martín.
Rafael González, integrante del equipo de dirección de la emisora comunitaria, lo explica así: “buscábamos abrir espacios de participación y organización desde la base y la comunicación nos parecía una herramienta fundamental. Queríamos contar nuestra propia historia”.
Para los militantes de FM Reconquista, las redes no pueden inventarse, ocurren cuando las personas y sus organizaciones descubren que tienen intereses comunes. Pero, a su vez, las actitudes sectarias y la falta de voluntad de asociación pueden malograr oportunidades de articular en red. Para Rafael son necesarias “las condiciones objetivas y subjetivas para que las organizaciones sociales trabajen en conjunto”.
Esta primera entrega está referida a los aspectos históricos y organizativos de esta red con veinte años de experiencia. En la segunda abordaremos los aspectos comunicacionales desde un interrogante central: ¿qué entienden por “comunicación comunitaria” los integrantes de la Red comunicacional y social de FM Reconquista?
Los orígenes
¿Cómo y cuándo comenzó la experiencia?
José León Suárez tiene una larga experiencia respecto de la represión. Podemos remontarnos a los fusilamientos de la dictadura de Aramburu en los basurales que había donde hoy se levanta una escuela. Nuestro barrio, Villa Hidalgo, durante la última dictadura sufrió “operativos rastrillo” del ejército, detenciones de dirigentes vecinales, de sacerdotes, además de la marginación social. Hacia fines de 1982, un grupo de sobrevivientes: maestros, catequistas, fomentistas que nos conocíamos, nos juntamos y formamos un equipo de trabajo, que no tenía ninguna estructura jurídica, sino que producíamos acciones de comunicación alternativa. En esa época no había la tecnología de hoy: ni celulares, ni fibra óptica, fax, tampoco video reproductoras, mucho menos PC. En el barrio ni siquiera llegaba la línea de teléfonos fijos. Hacíamos diarios murales, audiovisuales con diapositivas, cine con súper ocho, gacetillas mimeografiadas, teatro callejero y llegamos a producir una revista artesanal que se llamó “Renaciendo”. El nombre se votó, entre otros, en una asamblea de vecinos que convocamos para eso, mirá qué loco, unos cincuenta o sesenta vecinos reunidos en una esquina de un villa para votar el nombre de una revista hecha a mano y fotocopiada. La señora que lo propuso dijo que esto era “Renacer”, después de la dictadura (principios de 1984).
¿Se proponían objetivos concretos? ¿Cuáles?
Queríamos generar organización y participación, salir del miedo y del aislamiento y la comunicación era la herramienta. Pero buscábamos un lenguaje propio, una manera de decir popular, un modo más democrático de elaborar el mensaje.
La revista recogía problemas y opiniones de los distintos sectores del barrio haciéndolos conocer (hoy le llaman “visibilidad”) y luego venía la convocatoria a reuniones para diseñar soluciones y organizarse. Se fueron armando así: el grupo juvenil, la junta vecinal, el centro de comunicación popular, la cooperativa de alimentos. Para cada cuestión una forma organizativa apropiada. La revista tuvo mucho éxito, una vez al mes durante todo un fin de semana salíamos en grupo con un megáfono a venderla casa por casa. Hacíamos dos mil ejemplares, la gente escuchaba el megáfono y salía a la puerta de sus casas con la moneda en la mano.
“El nombre se votó, entre otros, en una asamblea de vecinos que convocamos para eso, mirá qué loco, unos cincuenta o sesenta vecinos reunidos en una esquina de un villa para votar el nombre de una revista hecha a mano y fotocopiada.”
Muchos compañeros se convencieron así de que valía la pena “militar” la comunicación. Porque al principio algunos decían: “Hay cosas más urgentes” (la olla popular, por ejemplo), y recuerdo que una compañera contestaba: “Hay que levantar la cabeza de la olla para ver más allá”. Podríamos decir que la comunicación “paró la olla”, en el sentido de llenarla, porque dinamizó el logro de muchas conquistas, a lo largo de los años, que sin la revista y luego la radio no sé si se hubieran conseguido. Hoy la discusión está saldada, nadie duda de la importancia que tiene para nuestra zona una radio gestionada por organizaciones sociales.
¿Cómo se les ocurre lo de la radio?
Del megáfono queríamos pasar a una propaladora, como había antes en los pueblos del interior, pero esa forma era viable sólo en la villa y nosotros siempre apostamos a la integración de los diferentes sectores del mismo barrio: villeros y propietarios de sus terrenos, así la radio tenía que ser de todos, cada equipo de trabajo se integraba así mezclando vecinos con realidades diferentes pero con problemáticas y reivindicaciones comunes. Se nos ocurrió hacer radio-cable, llevando un parlante a cada casa. Pero si volvían los milicos no podíamos desmontar el cableado con rapidez y los que tuvieran el parlante en la casa quedaban “marcados” (era 1987, vinieron los alzamientos carapintadas). La frecuencia modulada se empezaba a ocupar con algunas radios que los grandes medios llamaban “piratas” y nos pareció una buena opción. La radio por aires es gratis y llega a todos. El problema era que todavía había familias que tenían receptores que sólo sintonizaban AM (amplitud modulada), que es un sistema de transmisión más caro. Pero nosotros apostamos a que en poco tiempo la FM se impondría, de hecho ya entonces no se fabricaban aparatos sin banda de FM. Y así ocurrió. Hoy nos pasa lo mismo con la transmisión por internet, en la zona nos escuchan por aire pero empezamos a “poner las fichas” en la web.
“Porque al principio algunos decían: `Hay cosas más urgentes` (la olla popular, por ejemplo), y recuerdo que una compañera contestaba: “Hay que levantar la cabeza de la olla para ver más allá”.
En el 84` fue “Renaciendo” ¿Por qué en el 88 “Reconquista”?
A diez cuadras de la radio está el Río de la Reconquista, entonces era muy importante en nuestras vidas, porque el barrio está instalado en lo que es el lecho grande del río, que se fue poblando con las migraciones desde el interior y cuando desbordaba nos inundábamos. A los pocos días de empezar a transmitir desbordó y se inundó toda la parte baja del barrio. Como la radio está en un terreno alto sirvió de lugar de evacuación y los que se quedaban en los techos de las casas nos escuchaban con las “portátiles” de entonces.
Por otra parte, esta zona fue escenario de las luchas que desembocaron en la Reconquista de Buenos aires de manos de los ingleses en el siglo XIX, que fue una gesta bien popular. Entonces hicimos la analogía de una cosa con otra y ahora se trataba de reconquistar la palabra para el pueblo, tener nuestra propia voz.
¿Dónde consiguieron el dinero para instalar la radio?
Conseguimos una donación de una organización holandesa que ya no existe, nos pasaron el dato los compañeros del Centro de Comunicación educativa “La Crujía”, de la orden de los Hermanos de la Salle, donde se habían formado algunas compañeras. Los holandeses le pidieron referencias al periodista Washinton Uranga que conocía nuestra experiencia y nos recomendó. Con la plata que nos dieron compramos una torre de 30 metros, una antena omnidireccional, un transmisor de 30 vatios, dos bandejas giradiscos (época de los LP de vinilo), una casetera doble, y tres micrófonos de mesa. Instalamos todo en el dormitorio de la hijita de unos compañeros y empezó FM Reconquista un 20 de marzo de 1988 hasta hoy. Ahora la torre es de 60 metros, hay ocho antenas (dipolos rectos), PC, sonido digital, transmisión simultánea por aire y por internet, planta transmisora, estudio y un centro de capacitación propios.
La construcción de la red
¿Cuándo toman conciencia de que son una red?
Estamos convencidos de que las redes no se inventan. Se van dando por intereses comunes. Claro que también se puede tener actitudes sectarias e impedir la articulación. Así que deben darse las condiciones objetivas: intereses comunes, metodologías cercanas y las condiciones subjetivas: vocación de asociación.
En nuestro caso las organizaciones se acercaron a la radio para difundir sus actividades, luego les propusimos que hicieran sus propios programas y organizamos encuentros de capacitación con profesionales abiertos a nuevas formas de comunicación populares y democráticas. Y empezaron las producciones de sociedades de fomento, cooperadoras escolares, centros de jubilados, clubes de futbol infantil, parroquias, bibliotecas populares. Una gran variedad y una gran riqueza de experiencias confluyeron en FM Reconquista. Lo más rico es que la radio es un espacio donde las organizaciones no compiten entre ellas, no hay problemas de poder, se da una sinergia que fortalece a todos, los problemas de poder se dan con los verdaderos factores de poder ajenos al pueblo, no entre nosotros, es un espacio creativo de confluencia.
¿Cómo funciona la toma de decisiones?
Las grandes estrategias, la política comunicacional, se consensuan en asamblea general de todos los integrantes de la radio, unas sesenta personas, de las cuales la mayoría son, a su vez, representantes de las organizaciones de la red. Después hay un equipo de dirección para la tarea ejecutiva del día a día, con compañeros que son fundadores de la experiencia y reconocidos por todos por su experiencia y su compromiso.
¿Qué papel juega la capacitación en el funcionamiento de la red?
Central, definitorio. Somos una red en permanente proceso de capacitación. Todo el año hay talleres de actualización en los temas que los compañeros y compañeras proponen: informática, periodismo popular, operación técnica, ciudadanía comunicacional o derecho a la comunicación, locución, producción radiofónica. También hay capacitaciones específicas para docentes de la zona, para que hagan radio con los chicos. Siempre desde una concepción comunitaria de la comunicación nos asociamos con organismos del estado o fundaciones para financiar estos esfuerzos de formación.