domingo, 9 de noviembre de 2008

La prevención del delito por el trabajo mancomunado




Por Julieta Lezcano




Según fuentes extraoficiales, se estima que sólo en la Provincia de Buenos Aires hay entre 15.000 y 20.000 jóvenes en ambientes cercanos al delito. A este cuadro se suma que alrededor del 75% de los niños y adolescentes que delinquen tienen antecedentes por consumo de drogas.Tal vez por ello, Mónica González Bigetti es la fundadora de Argentina Suma, una asociación sin fines de lucro que ayuda a colaborar con la prevención del delito en el conurbano bonaerense. La ONG trata de brindar escolarización, carpintería, deportes, talleres, literarios, de teatro, danza, cine, música y sobre todo terapia familiar, a quien lo necesite.




Todo empezó, como ella señaló, por el cansancio de escuchar las mismas quejas y denuncias por abusos en la provincia de Buenos Aires. Entonces, decidida a no esperar ni por las soluciones mágicas, ni por apariciones mesiánicas de líderes salvadores, se dió a la tarea de trabajar por esta institución, que hoy tiene 10 años.La fundadora la define como una “organización pluralista-independiente, que lucha por la creación de sociedades libres de violencia.” La esencia de esta ONG es la de informar y formar a la comunidad en su conjunto acerca de los modos de interacción no violenta, hasta focalizar el abordaje enfatizando la intervención en los grupos de mayor riesgo.






Para Mónica, los jóvenes de hoy sufren una profunda crisis de contención social donde los valores se ven alterados constantemente. Además, hay que tener en cuenta:




- la expulsión social,



- el desarraigo escolar;



- la falta de proyección futura;



- el consumo de drogas, alcohol;



- la facilidad de acceso a armas de fuego;



- y la intervención de adultos violentos "que es la gota que rebalsa el vaso en la ecuación del delito", según Mónica.




En ese sentido, sostuvo la dirigente, la familia viene a ser la unidad central encargada de la integración social del niño. “Los gobiernos y la sociedad deben tratar de preservar la integridad de la familia porque si se ayuda a la familia a consolidarse en forma integral, se puede proteger al adolescente y asegurar su bienestar físico y mental.”




En ese marco, es preciso, según la fundadora, reforzar medidas de apoyo comunitario a los jóvenes, incluido el establecimiento de centros de desarrollo comunitario, instalaciones y servicios de esparcimiento.

Los estudiantes se sirven de la red para encontrar su vocación


Por Julieta Lezcano



El porcentaje de jóvenes que abandonan sus estudios universitarios es altísimo y ha crecido en los últimos años. Esto se debe, entre otras causas, a la disociación que existe entre la escuela y la facultad. Pocos son los casos de las escuelas que contribuyeron eficazmente a definir la orientación vocacional. Como consecuencia de no tener una formación sólida y básica sobre el campo disciplinario que va a abordar, el estudiante suele ingresar a una carrera sin clara convicción.





Según el Ministerio de Educación de la Nación, el 40% de los estudiantes que termina el primer año de una carrera abandona la carrera, con un porcentaje más alto en Ciencias Exactas o Ingeniería, donde el promedio supera el 50%. Esta alta tasa de abandono se vincula no sólo con la falta de articulación con la escuela media, sino también con una decisión apresurada y casi inconsciente del estudiante en su carrera a seguir. Por ello, Clara Pazos, directora de Rayuela, una empresa especializada en investigación de mercado, explicó la funcionalidad de su última creación: “universocomun.com”. Tal como ella lo indica, es un sitio web “dedicado a ayudar a los estudiantes secundarios para que tomen mejores decisiones respecto a su carrera y su ingreso al mundo laboral”. Y agregó: “En Argentina de hoy no existe una red social que esté enfocada a este sector de jóvenes, ni que tenga como objetivo ayudarlos a elegir mejor, ya sea una carrera o un trabajo."



La innovación resulta porque es un espacio que sirve para contactarse con todos los sectores, ya sea universidades, empresas, profesionales y medios.”Universocomun.com" surgió del proyecto de armar una feria virtual de universidades durante una semana, que permitiría a estudiantes de los últimos años de escuelas secundarias de todo el país, optar por una carrera de grado, contando con la posibilidad de acceder a información específica que ayude a elaborar una mejor elección. Como Pazos explicó, se trata de un centro de información universitaria online que permite a los usuarios registrados contar con una lista amplia de contactos que les facilite la elección ya sea de una carrera, un postgrado, un programa de pasantías o un trabajo. Además, los usuarios pueden formar parte de una comunidad interactiva sobre la base de intercambios de inquietudes y experiencias.


La ejecutiva señaló que el portal no es sólo un lugar de “busca de talentos”, sino que el gran motivador es brindarles a los usuarios la oportunidad de capacitarse gratuitamente a través de las fundaciones que forman parte de la iniciativa, y a su vez, que las empresas tengan posibilidades de insertarlos en el ámbito laboral.Aunque todavía Pazos reconoció que se necesita construir gran cantidad de contenidos, y que la participación de las universidades debe crecer, entre los primeros anunciantes se encuentran la Universidad de San Andrés, UCA, Austral y Di Tella.

sábado, 8 de noviembre de 2008

Red de Teatros Comunitarios, de la comunidad para la comunidad

Por Alejandro Flores

En marzo de 1983, en el marco de una reunión de padres de una escuela del barrio de La Boca, se realizó la primera reunión de lo que luego sería el Grupo de Teatro Catalinas Sur. La idea original consistía en hacer teatro en las plazas y surgió con la idea de llevar adelante acciones comunitarias para resistir, crear lazos solidarios entre los vecinos y recuperar el espacio público que se había perdido en los años de dictadura militar.

De esta manera empezaron las actuaciones o, como a los propios integrantes del Grupo prefieren llamarlas, “fiestas teatrales”, con un conjunto de 40 personas que tenían la intención de hacer algo diferente. Así se generó este proyecto cuya premisa fue hacer teatro hecho por vecinos y destinado a vecinos, y el proyecto fue creciendo cada vez más.

Coincidiendo con el aniversario número veinte del Grupo, en 2003 se plantea la posibilidad de repetir la experiencia del teatro comunitario llegando a otros barrios. Fue entonces cuando se dio forma a la Red de Teatros Comunitarios, para que las distintas comunidades tuvieran la oportunidad de expresarse y fortalecer su identidad a través del teatro.

Los docentes del Grupo Catalinas se ocuparon de la formación actoral y musical de los nuevos grupos que se fueron formando con un concepto en común: utilizar el arte como una herramienta para la transformación social.

En diciembre de 2003 se realizó el primer “Encuentro de Teatro comunitario” en el pequeño pueblo bonaerense de Patricios, donde 260 integrantes de los distintos grupos se juntaron para compartir sus experiencias e idearan el proyecto de extender su trabajo a cada vez más regiones del país. Desde entonces, las reuniones se repiten habitualmente y son la base del trabajo en conjunto que realizan estas organizaciones.

En esta red en continua ampliación, los principales referentes son Ricardo Talento, director del Circuito Cultural Barracas, y Adhemar Bianchi, director del Grupo Catalinas Sur. Ellos son los indicados para explicar cómo surgió esta idea: “Trabajábamos en este tipo particular de teatro de la comunidad para la comunidad. Primero apareció la necesidad de no estar solos, de retransmitir lo que hacemos y de entusiasmar a otros. Después del 2001 apareció el contexto histórico social propicio para que los vecinos se juntaran a contar su historia, y nosotros estuvimos en el lugar justo en el momento justo. Creemos que se puede hacer arte de calidad con la gente y no quisimos arrogarnos esto como derecho propio. Así empezamos a entusiasmar a grupos hoy constituidos que, obviamente, tienen diferentes estilos y formación".

Luego de trabajar un tiempo con cada grupo, los capacitadores dejan que el cada uno de ellos continúe trabajando por su cuenta, pero siempre manteniéndose en contacto a través de las reuniones mensuales de la Red.

Actualmente, la Red de Teatros Comunitarios está formada por los siguientes grupos pertenecientes a distintas ciudades y provincias del país:
Grupo de Teatro Catalinas Sur
Los Argerichos
3,80 y Crece
El Teatral Barracas (Circuito Cultural Barracas)
Res o no res
Pompapetriyazos
Boedo Antiguo
Alma Mate
El épico de Floresta
Grupo de Teatro Comunitario de Pompeya
Matemurga
Patricios unidos de pie
Cruzavías
DespaRamos
Desde el Pie
Cuentapiales
Los Dardos de Rocha
Los Okupas del Anden
Los Tololosanos
Grupo de Berisso
Grupo de Teatro Comunitario de Colonia Barón
Grupo de Teatro comunitario de Rosario
Sitepikarraskate
Murga de la Estación
Murga del Monte
La Comparsa
Indice de Ilusos

viernes, 7 de noviembre de 2008

La Comunidad Organizada

MOVIMIENTO POR LA CARTA POPULAR

(Segunda Entrega)
Por Raúl Bermúdez

En la entrega anterior Eduardo Balán de la organización Culebrón Timbal nos hablaba del proceso de construcción en el tiempo de la red de organizaciones que dio origen a la Carta Popular en el oeste del conurbano bonaerense.
En esta ocasión vamos a bucear en uno de los antecedentes de esta articulación: la experiencia de “Comunidad organizada”, una suerte de proto-red que se lanzó nada menos que a la obra pública masiva con participación vecinal, en la localidad de Cuartel V, Moreno, en medio de la crisis del 2001.
Silvia Ebis es una vecina del barrio integrante del “Secretariado” de la organización, elegida en Asamblea y participante desde los inicios de la experiencia. Junto con un grupo de vecinos y con algunas organizaciones preexistentes (todas participan hoy de la experiencia de la Carta Popular) convocaron, entre fines del 2001 y principios de 2002, a todas las organizaciones de cinco barrios de la localidad: Ceferino Namuncurá, Leandro N. Alem, José Paz y Máximo (lleva este nombre por el colegio de los jesuitas), para construir en conjunto una red de gas natural. El resultado fue una obra que provee a 4.000 familias, lo que representa unas 20.000 personas.

¿En la primera reunión se planteó directamente el tema? ¿Quién convocó?

La fundación Pro vivienda Social venía trabajando en la Zona junto con la Mutual El Colmenar, invitaron a dirigentes y animadores de 19 organizaciones que ya conocían. Un ingeniero tenía hechos los estudios de factibilidad. Nos explico que desde José C. Paz se podía traer el gas. Preguntamos cómo se podía pagar la obra y lo empezamos a discutir. La idea de la sustitución de consumo era la más clara. Aquí se usaba garrafa, con el ahorro que significaba dejar de comprar garrafa cerraban los números para pagar la red, cada uno los metros del frente de su casa, por supuesto y prorratear algunos gastos comunes.

Suena muy loco hablar de pagar una obra pública en ese momento en que se venía el mundo abajo

No fue fácil. Estaba la desconfianza del vecino, natural porque otras veces fueron estafados. Y las organizaciones estaban cada una en sus problemas de todos los días, muchas eran comedores infantiles por la crisis y se sostenían a pulmón. Muchos nos preguntaban para qué partido político trabajábamos. La gente estaba sin trabajo y sin un mango. Grandes obstáculos. Fueron dos años de remar la propuesta.

¿Cómo hacían?

Íbamos casa por casa. Cuando podíamos distribuíamos una especie de diario explicativo, no tan armadito como es ahora “La Posta Regional”, el diario que hacemos entre todas las organizaciones, pero tenía forma de periódico. Primero éramos cinco mujeres las que más caminábamos casa por casa. Se hacían asambleas y la gente venía a hacer catarsis, a contar miles de problemas, menos lo del gas, pero en esas reuniones la idea de ahorrar en la garrafa prendió.

Pasaron dos años. Maduró la idea, pero ¿el capital inicial de dónde salió?

En 2002, en medio del despelote, la fundación ganó un premio de 250.000 dólares en un concurso del Banco Mundial, con un proyecto que había presentado con este modelo de construcción de servicio público con la participación vecinal.
Armamos un fideicomiso con 79 vecinos iniciales, fue todo un aprendizaje, al principio no sabíamos ni qué era eso de un “fideicomiso”. En reuniones de capacitación en la fundación fuimos aprendiendo todo lo necesario. Y de ahí a salir a vender la red. La gente cuando le pedís documentación, desconfía, así que empezamos a colocar el caño troncal para que se viera que no era verso y explicar que se pagaba con la factura de gas en cuotas cuando ya prendías la hornalla y salía gas. Había que conseguir el 70 por ciento de adhesión, llevábamos un año y estábamos en el 30 por ciento.

¿Cómo lo lograron?

Hicimos un concurso.

¿?!!

Sí. La obra empezaba por la primera manzana que alcanzara el 70 por ciento de adhesión. Las personas encargadas de visitar las casas se elegían en las asambleas, entre los vecinos que participaban y recibían una capacitación en la fundación sobre cómo comunicar la iniciativa. Fue un “concurso-condicionamiento”. Volantes. Reuniones en las escuelas. Funcionó. Teníamos una “mesa técnica” que se reunía todas las semanas. A veces no nos entendíamos nosotros mismos, eran reuniones difíciles. Estaban el ingeniero y el contador de la fundación y los vecinos delegados de unas 83 manzanas, cada uno con su idea.

¿Qué quedó una vez terminada la obra? (aparte del gas)

La experiencia. El conocimiento. Comunidad Organizada quedó constituida como cooperativa de servicios y ahora participamos en la iniciativa de la Carta Popular.